El trabajo tecnológico ha generado una serie de malos hábitos que afectan a la salud y bienestar de las personas trabajadoras. La incidencia de este tipo de malas prácticas se ha multiplicado afectando cada vez a más y más personas. A continuación, vamos a comentar algunos:
- Estar siempre conectados con el trabajo
Es habitual que muchas personas no se desconecten nunca de su trabajo. Las posibilidades que se tiene de permanecer siempre en contacto con la realidad profesional a través del teléfono móvil, el ordenador y las tabletas amenaza seriamente la salud. Los médicos recomiendan la desconexión del móvil y la tableta durante el tiempo libre, al menos, de todo lo que tiene que ver con la actividad profesional. No consultar el mail profesional ni recibir ni, mucho menos, atender alertas ni mensajes que tengan que ver con nuestro trabajo.
Las consecuencias de esta conexión permanente afectan directamente al nivel de estrés y al desequilibrio del bienestar emocional.
- Mala postura frente al ordenador
Los movimientos que realizamos frente al ordenador acostumbran a ser monótonos, generan sobrecargas y problemas musculares en la espalda a consecuencia de repetir una y otra vez un mal gesto. Los médicos recomiendan, para evitar este tipo de molestias, adoptar una postura correcta frente al ordenador, empezando por la posición del teclado. La barra de espacio debe estar centrada respecto al torso y también a la posición de la pantalla. El monitor, por su parte, debe estar a medio metro de distancia de los ojos y entre 10 y 20 grados por debajo de los mismos. De este modo, preservaremos la salud ocular, evitando enrojecimientos y sequedad en los ojos. Una mala postura puede ayudar al desarrollo de patologías importantes que pueden llegar a favorecer el desarrollo de glaucomas o el agravamiento de la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.
Además de esto, es recomendable hacer una parada de cinco minutos cada hora, levantarse y moverse para evitar los problemas causados por el sedentarismo.
- Comer frente a la pantalla
Es también una práctica muy habitual, y a la que ya le dedicamos un artículo completo. La vorágine del día a día lleva a muchas personas a no separarse del ordenador, ni siquiera para comer. Este tipo de práctica dificulta la capacidad de absorción de nutrientes por parte de nuestro organismo, además de favorecer el consumo de alimentos de escaso valor nutricional. Si no masticamos correctamente y aceleramos el proceso de la ingesta de alimentos, favorecemos una mala digestión, con todo lo que ello conlleva. Una de las consecuencias más habituales, es que nuestro organismo no se siente saciado, pese a haber comido, y experimentamos una sensación de hambre continua que nos lleva a seguir comiendo, aumentando el riesgo de sufrir sobrepeso.
- Falta de higiene en la mesa de trabajo
El teclado, el ratón y también el teléfono atrapan el polvo y la suciedad y deberían limpiarse con frecuencia. De no hacerlo las bacterias campan a sus anchas sobre nuestro escritorio, sin que, en la mayoría de los casos, seamos conscientes del riesgo que afrontamos. Por ejemplo, y debido al mal hábito del que ya hemos hablado, de comer delante del ordenador, el teclado acostumbra a acumular restos de comida. La consecuencia de esta suciedad acumulada multiplica la posibilidad de desarrollar gastroenteritis y también resfriados.
- Utilizar los auriculares a todo volumen
La imagen de una oficina en la que la mayoría de las personas están con los auriculares puestos es cada vez más habitual. Al margen de los problemas que genera esta práctica para la comunicación entre ellas, el principal riesgo para la salud tiene que ver con la costumbre de escuchar música a un volumen muy elevado. En muchos casos, además, está muy extendido el uso de auriculares de pequeño tamaño que se introducen en la oreja y que son especialmente dañinos. Los médicos recomiendan no subir el volumen por encima de la mitad y, en la medida de lo posible, utilizar altavoces en vez de cascos. De lo contrario, corremos el riesgo de sufrir daños en el nervio auditivo que pueden ocasionar una pérdida de audición.
En resumen, es bueno para nuestra salud que, poco a poco, intentemos cambiar estos malos hábitos que solemos tener cuando trabajamos delante de un ordenador.
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