Diario de Paqui: Día siete.

Sobrevivir a la Generación Z (y a sus abreviaturas).

Querido diario,

Hoy ha llegado un nuevo hito en mi carrera: trabajar codo con codo con un grupo de becarios y becarias. Sí, esos extraños seres llenos de energía, ilusión y unas ganas de comerse el mundo que hacen que me cuestione si alguna vez fui así o si nací directamente cansada. Porque son como pequeños huracanes de entusiasmo que llenan la oficina de risas, debates sobre cosas que no entiendo y, sinceramente, un vocabulario que parece sacado de un idioma alienígena.

Pero la primera impresión fue positiva. Llegaron con sus mochilas, sus portátiles ultraligeros y una confianza que solo alguien que nunca ha sufrido un fallo en producción un viernes a las siete de la tarde puede tener. Yo pensé: “Paqui, cuenta hasta diez, cálmate y respira. Son solo jóvenes, como tu sobrina. Parece que están colocados, pero son inofensivos”. Y todo iba la mar de bien hasta que uno de ellos, mientras hablábamos sobre una tarea, me soltó: «Paqui, esto es súper random, pero creo que con una integración lowkey podríamos ser top-tier en tiempo, ¿no crees?» Querido diario, no entendí nada. Por un segundo pensé que me había metido sin querer en un anuncio de zapatillas deportivas. Sonreí y asentí, porque, claro, antes muerta que delatarme como la señora que soy.

Luego, en la pausa del café, se pusieron a hablar de algo llamado «shippear» personajes de series de televisión. Al principio admito que pensé que hablaban de logística y envíos, y yo ya me veía teniendo que explicar que Amazon no tiene nada que ver con nuestro cliente. Pero no, resulta que «shippear» va de emparejar personas. Que liguen, vamos. Y allí estaban, debatiendo si dos androides de una serie futurista deberían ser pareja, mientras yo solo pensaba en si aún quedarían donuts en la cafetería, de esos que están cubiertos de chocolate y que crujen un poquito cuando los muerdes.

Pero lo más divertido fue cuando una de las becarias me enseñó algo en TikTok. Bueno, ella dijo que era divertido, aunque yo solo veía un montón de vídeos de gente bailando y haciendo el ridículo. «Paqui, deberías hacerte uno, sería la caña,» me dijo. Sí, claro. Ya me lo imagino: «Soy Paqui, analista de sistemas y amante de los bocatas. Bienvenidos a mi TikTok de errores en producción y recetas de croquetas.» Seguro que sería un éxito, a mi jefe le explotaría la cabeza y me lloverían los “likes” esos.

Pero, querido diario, no todo es confusión. Su energía, aunque agotadora a veces, es contagiosa. Me hacen reír con sus historias, me enseñan cosas de este mundo digital que ya no entiendo (ni sabía que existían) y, aunque su vocabulario me obligue a googlear cada dos por tres, han conseguido que me plantee que, tal vez, hay algo bonito en su forma de ver el mundo. Hacen que me sienta útil y que de verdad piense que, aunque pasen los años, todavía tengo mucho que ofrecer y personas a las que ayudar y enseñar algo. Pero eso sí, si uno más me dice que algo es «cringe», juro que me pongo a hablar en binario para devolverles la confusión.

En fin, que aquí estoy, sobreviviendo a la Generación Z, aprendiendo palabras nuevas y deseando que nunca me pidan trabajar un sábado por «el vibe» de la oficina. Pero también te digo una cosa: no importa cuántos términos raros usen, hay algo universal y que jamás falla: a todos y todas les brillan los ojos cuando menciono que les he traído churros. Con paciencia, diccionario urbano y muchas calorías, Paqui 🧑‍💻☕🍩

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